El bruxismo se define como una acción funcional de apretar, frotar o rechinar los dientes. En su presentación nocturna predomina el frotamiento, por lo que el ruido es su principal característica, mientras que en el bruxismo diurno el apretamiento es el hallazgo más destacado. Aunque puede persistir a lo largo de toda la vida, suele tener un carácter intermitente, generalmente asociados a factores emocionales o psicológicos. Se ha sugerido que el bruxismo refleja una interacción multifactorial de variables anatómicas, fisiológicas y psicológicas.
Entre los factores etiológicos que pueden condicionar la aparición del bruxismo, destacan los de origen genético (como ocurre en el Síndrome de Rett) y los de carácter local (como los factores oclusales). El bruxismo es común en personas con discapacidad y en diversos desórdenes psiquiátricos.
Se distinguen diversos estadios de severidad en base al grado de destrucción dentaria:
- Mínima atrición
- Desgaste paralelo a la superficie oclusal/incisal
- Pérdida de relieve de las cúspides dentarias sin dentina expuesta
- Pérdida de la anatomía oclusal con exposición de la dentina.