1.- Lo ideal, para cualquier persona, es ingerir una dieta dura, cuanto más dura mejor. Ahora bien, en los pacientes discapacitados hace falta valorar las limitaciones individuales.
2.- Agrupar las comidas. Gozan de una mejor salud oral los pacientes que viven en instituciones que los que viven en su casa. Estos últimos aumentan el número de ingestas, es decir, hacen más visitas a la nevera. Basta con desayunar, comer, merendar y cenar.
3.- Suprimir el azúcar refinado y sus derivados. Para endulzar se puedea optar por sacarina (sustituir la cola por una “light”…). En los pacientes discapacitados, sería bueno dejar totalmente de lado el azúcar a partir de media tarde.
4.- Intentar mantener una higiene oral suficiente. Si el paciente se opone a la manipulación se puede comenzar cepillando suavemente los dientes de delante y exteriormente y, poco a poco, ampliando el campo de acción. También se puede comenzar la limpieza con unas gasas e ir ganando terreno, utilizando pastas de dientes infantiles de gustos agradables… en cualquier caso, se puede consultar al especialista. Si se hace bien, un cepillado al día de los dientes es suficiente. En algunos casos puede ayudar el uso del cepillo eléctrico (más aceptado en el caso de los chicos, acostumbrados a la afeitadora eléctrica). Sea como sea, y a pesar de las reticencias, hace falta insistir en el cepillado ya que, a menudo, después de diversas manipulaciones, el chico o la chica se muestran más dispuestos a dejarse cepillar porque han comprobado que el cepillo es inofensivo.
5.- Cuando se forma cálculo (sarro) porque no se ha eliminado bien la placa, se debe ir al especialista. Un síntoma de acumulación es el sangrado de la encía. A parte de tratamiento con antibiótico, habrá que eliminar esta placa con una limpieza más profunda de aquella zona.
6.- Una mínima aportación de flúor.
7.- Visitas periódicas a un especialista, en función del grado de colaboración del paciente, aproximadamente cada seis meses en el caso de discapacitados, y tratamiento de las incidencias que puedan surgir.
El tratamiento odontológico de personas con discapacidades se basa en dos fases. La primera, es dejar aquella boca sana. La segunda es mantener la boca sana, y para conseguirlo se deben implicar familiares y educadores. Lo más efectivo, económico y que perdurará en el tiempo es la prevención.
Dr. Julián López Jiménez
Dra. Mª José Giménez Prats
Servicio de Odontología. Hospital del Nen Déu.