Arnica montana

Seguramente Árnica es el medicamento homeopático más conocido por el público. Así se puso de relieve en una Encuesta sobre uso y conocimiento de la homeopatía en España hace unos años.

Muestra de esa popularidad son frases muy frecuentes en las que se oye la palabra de forma cotidiana. Tal persona (político, muchas veces) “está pidiendo árnica”, “necesita árnica”… Su significado viene a ser que necesita ayuda porque está en una situación apurada.

Árnica montana la planta de la que se obtiene el medicamento, crece en las montañas y las altas praderas de la Europa central y septentrional aunque también de Estados Unidos. La altura mínima a la que aparece en la península es de 800 m. Crece por tanto allí donde la vida es dura y es fácil caerse y golpearse.

A Árnica se la conoce también como “hierba de las caídas” y otros nombres que hacen alusión a sus propiedades terapéuticas. Millones de botiquines familiares en muchos países y culturas distintas tienen productos a base de árnica y se ha utilizado desde hace muchísimo tiempo… Parece que todo el mundo conoce las virtudes de árnica para los traumatismos excepto, paradójicamente, en muchos hospitales donde sus servicios podrían ser inmensos.

Todo tipo de traumatismos, golpes, torceduras, sobreesfuerzos, inflamación, y dificultad para el movimiento tendrán alivio y curación con árnica.

O sea que en esos casos demos árnica y se comportará mejor que cualquier antiinflamatorio al uso. Este es uno de los pequeños experimentos que cualquiera puede hacer y que no necesita muchos estudios especializados. Animo a ello a los escépticos con verdadero espíritu científico.

Ante un golpe o traumatismo con inflamación y hematoma, que desgraciadamente siempre existen, ya sea en adultos pero más frecuentemente en niños, simplemente den Árnica y observen.

Árnica actuará mejor cuanto más presentes estén sus características principales, esto es, sensación de dolorimiento, magulladura de las partes afectas, tendencia hemorrágica (hematoma), después de sobreesfuerzos, como largas caminatas, etc. con hipersensibilidad o miedo a que lo toquen. En más de un 80-90% de los casos su acción será así de positiva.

-¿Y en los otros casos que pasa?

-Bueno, pasa que según las características del golpe o traumatismo puede que Árnica no sea el medicamento más conveniente a pesar de amplitud de acción. Puede que Bellis perennis o Hypericum o algún otro sea más adecuado. Pero no se preocupen porque, de entrada, podemos empezar por árnica en estos procesos.

-Alto ahí. Pero ¿no nos están diciendo de forma machacona que la homeopatía es individualizadora? ¿Qué hacemos entonces dando un medicamento para una situación clínica específica?

-Buena pregunta, vamos a ello. Yo creo que cuando se produce un traumatismo (y más cuanto más grave sea) el estado que podríamos denominar “global” en que se encuentra la persona pasa a ser “tomado” por este nuevo estado más o menos transitorio en que se ve afectada la totalidad de esa persona.

O sea que Árnica tanto más curará, como decíamos antes, cuanto más se adapte la situación clínica a las modalidades comentadas. No sólo curará el estado “físico” sino todo lo que emocionalmente lleva aparejado ese estado de conmoción más o menos intenso.

Después la persona vuelve a su “estado” precedente al que tenía dadas sus circunstancias vitales, patrones emocionales y sintomatología física.

-Pero ¿qué pasa si esa persona que ha padecido el traumatismo también tiene más características de árnica? ¿Y si además de sufrir el traumatismo que encaja con Árnica, sus patrones emocionales más “de fondo” en esa época de su vida también concuerdan con árnica?

-Pues entonces sucede algo impresionante que todos los homeópatas hemos visto alguna vez cuando un medicamento se da por un proceso “agudo” pero que coincide con un patrón más amplio del paciente. Lo que sucede entonces es que la curación es espectacular en cuanto a los síntomas presentes y además los otros síntomas de la persona mejoran de forma evidente y rápida. No es que suceda tantas veces pero cuando eso pasa es lo más parecido a algo como “mágico” y de ahí el entusiasmo de muchos colegas homeópatas que asisten a estas recuperaciones.

Árnica es pues un el medicamento vulnerario por excelencia. Vulnerario, vulnerable, viene de “vulnus” que significa herida, o sea que estos medicamentos son capaces de restaurar las heridas… pero no sólo las físicas y ahí es donde se ve de nuevo el verdadero significado de la concepción homeopática de que el cuerpo, la mente y las emociones van en la misma dirección, no hay diferencia, son uno, un todo entrelazado.

Árnica cura golpes en las partes blandas y también golpes emocionales, shocks, y cuanto más Árnica sea la persona en ese momento de su vida más espectacularmente curará Árnica su traumatismo

-Oiga, y dándole la vuelta a su discurso, ¿quiere decir entonces que una persona con muchas características de Árnica en un momento de su vida es más propensa a tener un traumatismo, un accidente? Porque parece que es eso lo que me está diciendo. Y, claro ¿no son los accidentes algo fortuito, fruto del azar y la mala suerte?

Fuente: www.hablandodehomeopatia.com